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La noche se acerca, gruesa y oscura, mientras me acuesto en la cama, las sábanas crujientes contra mi piel desnuda.

El mundo está más allá de las paredes, un murmullo distante, y yo estoy solo, estirado, inquieto, el colchón acuclillándome.

Es suave al principio. Yo. Mi cuerpo. Una cabeza tranquila suena baja. No hay prisa. Sólo un indicio de algo conmovedor.

Mi mano vaga por mi pecho, ociosa, buscando, y entonces ella se arrastra, su susurro de anoche,.

su calor contra mí, una sombra de ella acechando la oscuridad.